La hermana Megan Rice, de 83 años, logró burlar la seguridad de una planta de armas nucleares en EE.UU.
Se levantó y sonrió al escuchar el veredicto: culpable.
La hermana Megan Rice, una monja católica de 83 años, dice no arrepentirse de lo que hizo. Sólo lamenta haber demorado 70 años en hacerlo, según sus propias palabras.
En julio del año pasado la religiosa, junto con otros dos activistas, rompieron las vallas de la instalación Y-12 de Oak Ridge, Tennessee, planta nuclear construida durante el Proyecto Manhattan, el mismo que desarrolló la primera bomba nuclear.
Los tres -además de Rice, Michael Walli (de 64 años) y Greg Boertje-Obed (56)- formaban parte del grupo anti armas nucleares Transform Now Plowshares.
Este nombre hace referencia a un pasaje bíblico que habla de transformar las espadas en rejas de arados (es decir, armas en instrumentos de paz).
Religiosa y grafitera
Durante la "visita", los activistas se pasearon por las instalaciones, pintando las paredes con consignas, cercaron el lugar con cintas de "escena del crimen" y descascararon las paredes a punta de martillos.
Para rematar el acto de protesta, esparcieron biberones rellenos de sangre humana -de origen desconocido- en la parte exterior del complejo.
Tras alrededor de dos horas dando vueltas por la planta, se les acercó un guardia al que le ofrecieron comida y se pusieron a cantar.
El expresidente George W Bush visitó la planta de Oak Ridge en 2004.
A pesar de que la planta procesa y almacena uranio, los activistas no llegaron ni cerca del material nuclear. De hecho, los daños –considerando la interrupción de las operaciones para la reparación de las instalaciones- fueron valuados en unos US$8.500.
El "sabotaje" era simbólico y no pretendía hacer daño a la planta, explicaron los abogados defensores durante el juicio contra los activistas realizado esta semana en Knoxville.
"Se está fabricando algo que sólo puede causar la muerte", dijo en su alegato la anciana, quien forma parte del movimiento antibélico desde la década de los años 80.
Sin embargo, tras haber sido encontrados culpable de sabotear la planta y causar daño a propiedad federal, los tres podrían enfrentar condenas de hasta 20 años de prisión. La sentencia se conocerá en los próximos días.
"Ineptitud"
La irrupción sin mayor problema en una planta llena de uranio dejó al descubierto la falta de seguridad existente y remeció a las autoridades nucleares y de Defensa de EE.UU.
"La falta de seguridad en uno de los lugares más peligrosos del planeta ha desconcertado a muchos", dijo Francis Lloyd, abogado representante de Rice.
"Lo que ustedes ven detrás de mí son sólo tres chivos expiatorios", comentó el defensor en referencia a los acusados.
Después de la acción de los activistas, el Congreso y el Departamento de Energía de Estados Unidos investigaron la instalación y encontraron "muestras de ineptitud preocupantes".
Varios altos funcionarios fueron reasignados, incluyendo algunos de la Administración Nacional de Seguridad Nuclear.
Otros tantos fueron despedidos o suspendido
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