Los diplomáticos le acusan de escaquearse de las reuniones del Consejo de Ministros de la Unión Europea, no ir a cumbres clave, provocar que se expulsara a España del Grupo de Países Amigos de Siria y estar poniendo en riesgo la candidatura de España al Consejo de Seguridad de la ONU
En el ministerio de Exteriores lo explican así: “García Margallo no ejerce de ministro de Exteriores. No le gusta su trabajo.., y el hombre es coherente”. Y en seguida dan explicaciones: “Puede resultar paradójico, pero es un ministro de Asuntos Exteriores al que no le gusta viajar, y casi no se desplaza al extranjero”. No es que nadie le pida explicaciones, porque es de “la vieja guardia, y entiende los comentarios como críticas, así es que nadie le sugiere nada”, pero es que, justificándolo más o menos en su edad (está a punto de convertirse en septuagenario) ni siquiera viaja aquí al lado, a Bruselas, a las críticas reuniones del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, que se reúne al menos una vez al mes.
El ministro no va a conseguir la tarjeta de oro por millasGente de su propio gabinete lo tiene que reconocer cuando otros diplomáticos se le reprochan: “algunas veces, la resistencia de Margallo a subirse al avión crea situaciones incómodas”. Desde luego, el ministro no va a llegar a tarjeta de platino, ni siquiera a la de oro, por los puntos que sume en las aerolíneas. Damos datos. Centrándonos sólo en lo más reciente: El ministro faltó al Consejo de la Unión Europea del mes de septiembre que se celebó en Vilnius; tampoco asistió al Consejo de Asuntos Exteriores de octubre y, para rematarlo, tampoco acudió al que se celebró en noviembre. Es decir, el minsitro ha pasado el otoño sin verse con sus colegas de la Unión Europea, que en su ausencia se han reunido tres veces.
Sólo este mes de diciembre, y porque la reunión del Consejo era crucial por lo cargado de la agenda (la guerra en Siria, el acuerdo con Irán, Kosovo, Cuba…) el ministro ha asumido su responsabilidad y ha marchado a Bruselas. Eso sí, en medio se había tenido que vivir una situación incómoda en el Congreso por dos veces cuando los grupos de oposición en las sesiones de control le recordaron y le reprocharon su pereza a la hora de ejercer el cargo.
Asia está muy lejosY es que la ‘vaguería’ del ministro empieza a ser proverbial. Porque si estamos hablando del escaqueo de José Manuel García Margallo para los viajes ‘cercanos’ como es el caso de Bruselas, ¿qué decir cuando el foro internacional es más alejado? Un ejemplo importante. A principios del pasado mes de noviembre se celebró la Conferencia de Asia-Europa (ASEM), una reunión clave, que se celebra cada dos años, para hacer el repaso de las relaciones entre la Unión y el emergente continente asiático. Evidentemente, también una ocasión muy especial para establecer relaciones y situarse bien cara al gigantesco mercado de esa parte del mundo en la que vive casi la mitad de la humanidad. García Margallo decidió ‘pasar’.
Ausencias que tienen grandes consecuencias. Y no decimos para el ministro, sino para el peso y la imagen de España en el mundo. En el ministerio nos dan otro ejemplo que ha creado fuertes críticas entre los diplomáticos. García Margallo, sin que se diera explicación, decidió no estar presente personalmente en las reuniones del llamado Grupo de Amigos del Pueblo Sirio. Resultado, excluyeron a España del núcleo de decisiones de ese grupo en diciembre de 2012.
Al avión ni para lograr estar en el Grupo Central de ‘Amigos de Siria’, ni en el Consejo de Seguridad de la ONU…Lo paradójico, y de alguna forma hiriente del tema, es que el propio ministro había escrito semanas antes un artículo en ‘La Razón’ presumiendo de que nuestro país participara en este Grupo de Amigos de Siria, y escribía muy orgulloso que “… en abril de este mismo año España fue invitada por primera vez a formar parte del Core Group, compuesto por los países más activos. Una prueba más de que España ha vuelto al escenario internacional”. Más allá de la ‘desfachatez’ de que el ministro viniera a insinuar que España había perdido su papel en ese “escenario internacional” y lo estaba recuperando gracias a él, siendo consecuente con su línea de argumentación, cabría apuntar que si volvimos al escenario internacional por haber sido incluidos en el Grupo Central (el Core Group en palabras del ministro) de Amigos de Siria, salimos de ese “escenario internacional” cuando tres meses más tarde de escribir su artículo, nos excluyeron a causa de sus ausencias.
Pero quizás donde las ausencias del que debiera ser máximo representante de nuestra diplomacia en las grandes reuniones multilaterales están teniendo consecuencias más graves es en la batalla que España está manteniendo para conseguir un asiento de los no permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para el bienio 2015-2016. En su círculo más íntimo se ha reconocido por los pasillos del ministerio que “el ministro ha asumido que no será quien ocupe la cartera para entonces”, y ha decidido escurrir el bulto y pasar la responsabilidad de ‘trabajar’ por esta tarea en el Secretario de Estado, Gonzalo de Benito, que es el número dos del ministerio, pero que ya tiene una agenda de mucha más carga y responsabilidad que el ‘ausente’ García Margallo. También es de Benito quien carga, de hecho, con el peso de las reuniones de los Consejos de Asuntos Exteriores en Bruselas.
…, pero sí para las fotos con el rey y el príncipeCritican en Exteriores que, en realidad, en ese ministerio las tareas están intercambiadas, y así como los secretarios de Estado hacen el trabajo del ministro, este hace el trabajo de los secretarios de Estado. Y se refieren, muy concretamente, a los viajes de acompañamiento, por ejemplo, de la familia real…, donde la foto del periódico y el vídeo del telediario están asegurados. Porque esta es la otra crítica fundamental que se hace a García Margallo, su obsesión por su imagen en la prensa.
Y así recuerdan cómo su único gran viaje, la gira por Oriente Medio que llevó a cabo por Oriente Medio, lo realizó en un Airbus del Ejército para así poder invitar a que le acompañaran el mayor número de periodistas posible. Igualmente así explican que el ministro que no viaja a Bruselas a trabajar, no dude en asegurar su presencia junto al rey en el viaje a Marruecos, o en desplazamientos con el príncipe Felipe en viajes de apenas más que un peso protocolario a Panamá, para asistir al Congreso de la Lengua, o a California para el aniversario de Fray Junípero de la Serra.
Menos Valencia, y más África y AsiaLa situación ha llegado a tal grado que el ministro ha empezado a sentir la presión del descontento de ‘sus’ diplomáticos, y también del Congreso de los diputados, y da muestras de que ha comenzado a prepararse para 2014 una agenda algo más lógica con su cargo. Y así parece que está cambiando sus continuos y profesionalmente no tan explicables viajes por País Vasco, Cataluña y, sobre todo, Valencia (de donde es diputado…, y parece que se deja querer como posible candidato a cabeza de cartel del PP para las autonómicas) por otros más acorde con su cargo. Así, en el ministerio creen que, por ejemplo, García Margallo, presionado por los suyos, está reconsiderando su decisión inicial de no acudir a la Cumbre de la Unión Africana de finales de enero, que resulta absolutamente necesaria como caladero de votos para nuestra candidatura al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas e incluso, que se plantea una gira asiática para intentar paliar su inexplicable ausencia en la Cumbre Asia-Europa.
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