2015, Buenos Aires, Argentina. Orlando y Rodrigo Camacho, dos niños de 7 y 11 años de edad, murieron en un incendio en una casa que funcionaba como taller ilegal de costura.
La muerte de estos dos niños a reabierto un viejo debate sobre los miles de centros de esclavos denunciados en esta ciudad.
Buenos Aires, la segunda ciudad de latinoamérica con el PIB mas alto, pero en la cual trabajan hacinadas y como esclavos unas 30000 personas, en su mayoría indocumentados de origen boliviano.
Dichas personas, viven con sus familias en pocilgas insalubres a merced de la tuberculosis, sin casi poder salir a la calle y trabajando jornadas de hasta 16 horas.
Orlando y Rodrigo, iban como cada mañana a una escuela pública de Buenos Aires, regresando después al lugar donde Malvivían junto a sus padres, en una pocilga en la cual vivían junto con decenas de inmigrantes bolivianos, trabajando 16 horas al día, frente a una maquina de coser sin poder salir al exterior y ganando un salario de mierda.
El incendio comenzó por culpa de una vela. Al parecer no pudieron salir ya que las ventanas y puertas del edificio, excepto una, estaban tapiadas para ocultar una ilegalidad mas que evidente. Los cuerpos de los niños fueron encontrados abrazados en una de las camas del lugar donde vivían.
Nunca e entendido y es posible que nunca entenderé a este tipo de seres humanos, que tratan a sus semejantes cómo ganado para enriquecerse a costa de su sufrimiento. Esos animales no respetan ni a niños, ancianos ni a mujeres. Son lo mas bajo en la escala humana y deberían estar pudriéndose eternamente en prisión.
Vivimos en un mundo donde la justicia solamente actúa cuando la tragedia ya a ocurrido. Al parecer había más de 200 denuncias de trabajo esclavo y de trata de personas de estos talleres situados en pleno corazón de la capital Argentina.
Incluso existe un mapa en el cual se señala la ubicación de los talleres.
En el año 2006 el ahora papá Francisco oficio una misa delante de otro taller ilegal en el cual en otro incendio murieron un hombre, una mujer y cuatro niños de nacionalidad boliviana.
Al parecer en la capital Argentina y en sus alrededores existen unos 3000 de estos talleres. El legislador porteño, presidente de una asociación llamada La Alameda, elaboró una lista con más de 100 grandes marcas que subcontrataron la confección de sus prendas a empresas que usaron estos talleres clandestinos.
Ya sabemos lo que ocurre con la justicia cuando hay mucho dinero de por medio, desaparece cuando se trata de una dictadura o se vuelve muy lenta si el país es una democracia.
El taller donde Orlando y Rodrigo murieron ya había sido denunciado al igual que otros que hay en la misma calle y barrio. Pero como ya sabemos que cuando hay mucho dinero por medio la justicia algunas veces suele hacer la vista gorda.
Me pregunto que late en el pecho de personas como estas ¿un corazón o un trozo de negro carbón?. Es mas dudo incluso de que tengan un alma y si la tienen seguro que paralizaría de terror a cualquiera que se atreva a mirar dentro de ella.
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