"La voz de millones de niños ha sido escuchada". Así celebró Kailash Satyarthi ante la televisión india NDTV haber recibido el Premio Nobel de la Paz por su lucha por los derechos de los niños. Nacido en 1954 en Vidisha, India, asegura que seguirá rescatando a menores de fábricas de todo el país.
Entrevista Kailash Satyarthi PREMIO NOBEL DE LA PAZ 2014
Entiende que el galardón es "un honor para todos los ciudadanos de India" y agradece al Comité del Nobel que haya reconocido "las necesidades que padecen millones de niños", según le dijo a la agencia india PTI.
Satyarthi recibe a EL MUNDO en su despacho de Bachpan Bachao Andolan (BBA), su ONG, al sur de Delhi. Es martes, todavía no sabe que tres días después será conocido en todo el mundo.
P.-¿Cuántos niños ha rescatado su ONG?
Desde 1981 hemos rescatado a 83.000. Los datos oficiales dicen que hay 11 millones de niños trabajando en India pero nosotros creemos que son 60 millones. Queda mucho por hacer.
P.-¿Cree que el Gobierno hace lo suficiente?
Si hiciese lo suficiente no existiría el problema. Muchos de los niños explotados vienen de las castas más bajas porque los traficantes aprovechan la combinación entre casta y pobreza. La legislación, la rehabilitación y la educación es misión del Estado y es ahí donde más se falla. Los políticos no tienen verdadero interés en esto. A pesar de todo la situación ha mejorado, por eso seguimos trabajando.
P.- ¿Cómo operan los traficantes?
Los traficantes identifican áreas donde el analfabetismo es alto y acuden a las familias más pobres. Les dan dinero a cambio de llevarse a los niños y les prometen que estarán bien educados en la ciudad. Luego les venden a fábricas, tiendas o restaurantes.
P.- ¿Entonces las familias están involucradas?
Las familias son engañadas. A veces saben lo que hay, pero lo común es que no lo sepan. No es que vendan a los niños para siempre. Si supiesen que van a ser explotados y maltratados físicamente lo más seguro es que no les dejasen ir.
P.- ¿Cuánto puede ganar un niño en una fábrica?
Menos del salario mínimo, seguro. Porque por eso cogen a niños. Son los más baratos. Nosotros hemos rescatado a muchos niños que no tenían ni una sola rupia en el bolsillo. En otros pocos casos, ganaban entre 150 rupias (2 euros) por semana.
P.- ¿Cómo realiza BBA las redadas?
Las familias vienen a nosotros y denuncian que no encuentran a sus hijos. Luego hacemos investigaciones para localizar los centros de trabajo con mano de obra infantil. Cuando tenemos los datos concretos, vamos a la policía. Pero no les informamos de la ubicación exacta de la fábrica porque si les concretamos siempre hay alguien que avisa al empleador a cambio de dinero. Si pasa eso, cuando llegamos no encontramos a ningún niño. Alguna vez, el empleador ha sido avisado en el último minuto. Debemos tener mucho cuidado, por eso son misiones secretas.
P.- ¿No pueden confiar en la policía?
No. Esta lacra persiste por la corrupción de las autoridades y por la apatía de la sociedad. Detrás de la explotación infantil hay mucho dinero negro y están involucrados miembros de la policía y del gobierno.
P.- ¿Cómo se financia BBA?
Con donaciones. No recibimos ningún dinero del gobierno porque denunciamos la corrupción de las autoridades. Algunos políticos nos consideran sus enemigos. Es vergonzoso pero es así. Algunos trabajan con los traficantes, con una mano ayudan a la mafia y con la otra se presentan a las elecciones. No somos una organización bien vista por el gobierno y estamos orgullosos de ello.
P.- ¿Espera que eso cambie con el actual gobierno?
Es pronto para saberlo. Dos cosas están claras. La primera es buena: el primer ministro Narendra Modi está muy volcado con la educación. La segunda es mala: este gobierno se centra en mejorar el crecimiento. Y eso tiene beneficios pero muchas veces es gracias a lo que pagan los pobres con la violación de sus derechos humanos. Es el precio de este modelo.
P.- ¿Puede trabajar con libertad?
Trabajamos libres pero hay muchas restricciones. Cuando es un político el que está involucrado en algún caso, sí que es peligroso. Yo he sido atacado varias veces, mi oficina fue incendiada, algunos compañeros han sido disparados o golpeados cuando habían denunciado a un político vinculado con la mafia. Aún así, la situación aquí es mucho mejor que en otros países. La sociedad india es democrática aunque este problema persiste por su apatía.
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