Para poner en contexto la historia, hay que aclarar que ‘Mr.Hardface’ estuvo saliendo durante un tiempo con Tracy, que decidió mandarle a paseo una lluviosa tarde de otoño (vale, la fecha de la ruptura no es 100% exacta). Años después, tras varios pasos por la cárcel por delitos menores, el caballero de la historia decidió instalarse en casa de su ex. Suena raro, pero podría darse el caso de que Tracy fuera un alma caritativa y alojase a ‘Mr. Hardface’ para echarle una mano en tiempos revueltos. Pero no. Es mucho más rocambolesco. El tío se coló sin permiso y estuvo viviendo unos meses en el falso techo de la casa en la que Tracy vive con su marido y sus cinco hijos, al lado del conducto de ventilación.
Durante esos meses, la familia oía ruidos extraños en el techo, pero pensaron que algún animal se habría colado por los conductos de ventilación. Hartos de no poder dormir porque los ruidos iban a más y asustados porque el techo vibraba en exceso, tanto que se cayeron clavos de algunas vigas de madera, un sobrino de Tracy subió para echar de allí al animal. La sorpresa fue que el intruso no era el tipo de animal que esperaba encontrarse, sino un tío con mucho morro.
Sobrepuesto del susto, el sobrino le dijo a Tracy que llamara a la policía, que llegó tarde a la “escena del crimen”, como nos han enseñado que pasa en el cine. El tipejo ya se había fugado, aunque se dejó olvidadas algunas pertenencias, incluidos un par de botes en los que hacía sus necesidades (perdón por lo escatológico). Pero no contento con vivir de polizón, ‘Mr. Hardface’ rizó el rizo con una tropelía más. El sinvergüenza había hecho un agujero en el techo de la habitación de su ex para espiarla sin reparos. ¡Qué manera más fea de agradecer la hospitalidad de Tracy!
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