El anfibio encontrado en Tarragona está considerado una de la 100 especies invasoras más agresivas
Sorprendido y asustado. Así se quedó un agricultor de Deltebre, en Tarragona, al vislumbrar entre las plantas de su huerto una rana de grandes dimensiones hace cuatro semanas. El animal pesaba 600 gramos y medía 15 centímetros. Como pudo, capturó al ejemplar y lo llevó al Parque Natural del Delta del Ebro. Allí, los técnicos certificaron que se trataba de una rana toro (Lithobates catesbeianus), una especie exótica muy problemática: el animal está catalogado como una de las 100 especies invasoras más agresivas del mundo. Por eso, al constatar el hallazgo surgieron todas las alarmas en la zona y, tal y como obliga la normativa de especies invasoras, sacrificaron al animal. “Le inyectamos una sobredosis de anestesia, la guardamos congelada por si tenemos que realizar alguna historia genética”, explica el director del Parque Natural del Delta del Ebro Francesc Vidal.
Los técnicos del organismo realizaron diversas inspecciones sobre el terreno, pero al parecer se trata de un caso “aislado”. “Creemos que era de un particular, quien la soltó al no poderla cuidar por ser tan grande o se le escapó”, sostiene Vidal. El director del parque natural celebra haberla encontrado porque este animal podría haber causado grandes estragos en la ya dañada fauna y flora del Delta. Aunque es originaria de Norteamérica, la rana toro se puede comprar con facilidad y tener como mascota. “Fuimos a una tienda de animales a informarnos, nos dijeron que no la tenían en ese momento pero que pueden conseguirla. El problema es la falta de regulación de estas especies. Está a punto de publicarse un decreto”, dice Vidal.
Un ejemplar adulto de este anfibio puede llegar a pesar un kilo y medir 20 centímetros. Pero a su gran tamaño hay que añadir también su extrema voracidad. Según el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, donde ha sido introducida tiene la habilidad de ocupar un amplio rango de hábitats y se alimenta de gran número de especies “produciendo un importante impacto sobre las autóctonas”. Se alimenta de peces, serpientes, renacuajos, pájaros, murciélagos, insectos y hasta otros ejemplares de rana toro. Pero también es una gran transmisora de parásitos y enfermedades, que afectan principalmente a los anfibios autóctonos. Además, puede llegar a vivir una década, y se reproduce con gran velocidad, hasta 40.000 huevos por puesta. Por si fuera poco, hiberna, y es capaz subsistir en lugares contaminados. Todas estas características habrían sido un cóctel explosivo para el delta del Ebro, donde ya coexisten 18 especies invasoras, como el cangrejo americano, el siluro, la almeja asiática o el más temido, el caracol manzana.
No son los únicos. El director del parque natural del Delta del Ebro, Francesc Vidal, recuerda a un pescador que interceptó a una piraña o un vecino que halló a una iguana. “Es usual encontrarnos situaciones así porque la gente cuando compra especies exóticas suelen ser crías, pero la mayoría de estos animales alcanzan grandes dimensiones, implica un coste económico elevado y dan problemas”, dice.
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